Las deportaciones no son una solución Gran demostración | Sábado 8. Diciembre | 14 hrs | Bundesplatz | Berna

Las deportaciones no son una solución
Gran demostración | Sábado 8. Diciembre | 14 hrs | Bundesplatz | Berna

La violencia durante las expulsiones es traumática. Los que huyen o migran, a menudo aceptan un viaje que ademas de poner en peligro sus vidas, es caro. Las personas deportadas se ven obligadas a volver a aquellos lugares de los cuales decidieron o debieron irse. Estas expulsiones hacen caso omiso de la integridad física y psicológica y las personas mueren regularmente a causa de las deportaciones. Las autoridades no están preocupadas por la amenaza de persecución, pobreza o aislamiento social en el país de origen. Las consecuencias inhumanas de las expulsiones son simplemente aceptadas.

  • La deportación es una tortura.
  • Queremos que las personas puedan decidir por si mismas, si retornan a su pais o no.
  • Queremos que se respete la integridad física y psicológica de todas las personas.

Una parte de la poblacion quiere por caulquier precio, expulsar a las personas a las que les es negada la residencia. Pero dado que no todos los estados del sur global de los cuales provienen, aceptan las expulsiones automáticamente, las autoridades europeas y suizas buscan negociar los denominados acuerdos de reentrega o la asociacion en materia de migración con dichos estados. Suiza, beneficiandose de su supremacía, presiona a los gobernantes de los países de origen. Tanto sean regímenes dictatoriales o gobiernos democráticos, el mecanismo sigue siendo el mismo: cuanto más acepta un Estado las expulsiones, mayor es el apoyo financiero, el reconocimiento político o los incentivos económicos que este recibe. En el caso contrario, Suiza amenaza con imponer sanciones políticas o económicas, o reducir las contribuciones al desarrollo.

  • Los acuerdos de expulsión se producen debido a un orden mundial (post)colonialista e imperialita.
  • No queremos hacer acuerdos que comprometan la vida de la personas del Sur global.
  • Queremos luchar contra las causas de la huida y detener la exportación de armas.

Con el fin de deportar a las personas, se han creado leyes especiales. Estas leyes no se ven aplicadas a los suizos. Según estas leyes, las personas no admitidas pueden ser encarceladas durante más de cinco años y medio sin haber cometido nunca un acto delictivo. Esta llamada detención administrativa no es la única medida coercitiva. Las personas no admitidas también pueden ser obligadas a no salir ciertas zonas (circunscripcion) o a no entrar en ellas (exclusión). Para ordenar estas medidas, que privan a las personas de su libertad, apenas se necesitan decisiones de los tribunales. La decisión de las autoridades es suficiente. Por el otro lado, con el fin de quebrantar la voluntad de las personas sin permiso de residencia, buscando que se vayan de Suiza por voluntad propia, se las desmoraliza con la llamada ayuda de emergencia. Esta conciste en un mal alojamiento y aprox. 8 francos por día, que son demasiado para morir y demasiado poco para vivir. La ayuda de emergencia funciona como una tortura psicológica y resulta enfermante.

  • La detención administrativa y la ayuda de emergencia son inhumanas.
  • Queremos igualdad de trato tanto para las migrantes sin permiso de residencia como para los suizos.
  • Queremos acceso al trabajo, a la educación, a la salud, a la asistencia social o a una vida social para todos.

Debido al Reglamento de Dublín, diez mil inmigrantes son empujados de un país a otro cada año. Suiza es el campeón europeo en este campo. Ningún otro país europeo lleva a cabo más deportaciones de Dublín que Suiza. En promedio, 54 refugiados son excluidos de un procedimiento de asilo en Suiza y deportados todos los días. Suiza apenas se hace cargo de los refugiados de los países fronterizos europeos. En los últimos tres años, sólo 1.500 solicitantes de asilo de Italia y Grecia han participado en el programa de reubicación.

  • El peor acuerdo de deportación es el Reglamento de Dublín.
  • Suiza debe anunciar el Reglamento de Dublín.
  • Las autoridades deberían utilizar automáticamente el derecho de autoentrada.